No soy yo

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Un libro sobre las distintas fracturas emocionales por las que todas las mujeres transitan en algún momento de su vida.

No soy yo es la traducción al castellano de Ez nariz ni, colección de catorce relatos de Karmele Jaio que se adentra con suavidad en las vidas de un grupo de mujeres invisibles, mujeres que tienen esa edad maldita en que ya no son consideradas jóvenes y hacen un ejercicio de revaluación de sus vidas. Todas pertenecen a una misma generación, tienen entre cuarenta y cincuenta años, y pasan por un momento crítico en sus vidas. Las descubriremos en esa extrañeza ante un cuerpo que cambia, la ansiedad ante el evidente envejecimiento, la nostalgia del pasado idealizado y de la juventud, la rutina de las relaciones conyugales, la urgencia por aprovechar el tiempo que les queda, la sensación de no encontrar su sitio… Pequeñas fracturas emocionales de gran trascendencia en la vida cotidiana de cualquier mujer.

Con esa excusa, con ese drama de por medio, las historias fluyen desde lo particular, a veces con ironía, nunca con dramas profundos que exageren lo cotidiano. Es una habilidad en su narrativa, después de leer La casa del padre, la que demuestra para jugar a ese toque de atención sobre lo general desde lo íntimo. Como también que el paso del tiempo (una década, aproximadamente) no ha apolillado unos textos que siguen siendo vigentes, no sabemos si por suerte o por desgracia, a la vista del tema.

Aquí tenéis el enlace a la entrevista que se publicó en 2022 en Relatos en construcción.

Fuentes: Casa del Libro, Planeta de Libros, El Búho entre libros.

¿Quién es Karmele Jaio?

 

KARMELE

Fotografía: Jon Hernáez

Me sale más natural que sea la mirada de una mujer la que está relatando. (EITB MEDIA. 26/01/2022)

Karmele Jaio Eiguren (Vitoria,1970) es una escritora y periodista española.

Se licenció en Ciencias de la Información en el curso 1993-1994 por la Universidad del País Vasco y desde entonces ha trabajado en distintos medios de comunicación, ha sido responsable de comunicación de la Fundación Euskalgintza Elkarlanean o responsable de comunicación de Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer). Publica ocasionalmente columnas en medios como Diario de Noticias de Álava, Noticias de Gipuzkoa y Deia.

Ha publicado relatos, poesía y novela. La novela Las manos de mi madre (2008) recibió numerosos premios, fue llevada al cine, ha sido traducida a varios idiomas y su versión inglesa fue premiada con el English Pen Translates Award en 2018; Música en el aire (2013); y La casa del padre (Destino, 2019), con la que cosechó un gran éxito de crítica y público y fue galardonada con el Premio Euskadi de Literatura y los premios a Mejor libro en euskera del año por la Asociación de Librerías de Navarra y por la 111 Akademia. Sus relatos han sido llevados al teatro y seleccionados para diversas antologías como Best European Fiction 2017 y The Penguin Book of Spanish Short Stories (2021).

Sus relatos también han sido llevados al teatro: el director Ramón Barea dirigió en 2010 la obra Ecografías,2​ basada en el relato de la autora del mismo título. 

Desde julio de 2015 es académica correspondiente de Euskaltzaindia, Real Academia de la Lengua Vasca.

Aquí tenéis la entrevista que concedió a Un país para leerlo.

Y la entrevista para Librotea en marzo de este año.

Fuente: Wikipedia, Relatos en construcción, Karmelejaio.com.

Si queréis leer más libros de esta autora consultad el Catálogo Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid.

¿Quién es Francis Scott Fitzgerald?

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Foto: El Cultural.

Puedes acariciar a la gente con palabras. 

Francis Scott Key Fitzgerald (Minesota,1896- California,1940) fue un novelista y escritor estadounidense, ampliamente conocido como uno de los mejores autores estadounidenses del siglo XX, cuyos trabajos son paradigmáticos de la era del jazz. Fitzgerald es considerado miembro de la Generación Perdida de los años veinte. Escribió cinco novelas: El gran Gatsby, Suave es la noche, A este lado del paraíso, Hermosos y malditos y The Love of the Last Tycoon, que aunque sin terminar, fue publicada tras su muerte. Escribió también múltiples historias cortas, muchas de las cuales tratan sobre la juventud y las promesas, la edad y la desesperación.

Creció en una familia católica irlandesa. Estudió en la Universidad de Princentown, sin llegar a graduarse, y luego se alistó en el ejército para participar en la Primera Guerra Mundial.

Con su novela inicial, A este lado del paraíso (1920), obtuvo gran popularidad, lo que le permitió ir publicando sus cuentos en revistas de prestigio como The Saturday Evening Post, y convertirse en una de las figuras más representativas del «sueño americano» de la década de 1920. Se trasladó a Francia junto con su mujer, Zelda Sayre, personaje fundamental para Fitzgerarld, tanto en la felicidad como en la desdicha, ya que fue su inspiración y compañía en el decenio de gloria que les tocó vivir, y el centro de sus preocupaciones a partir de 1930, cuando él se hundió en el alcohol y ella en la demencia (murió en el incendio de la clínica donde estaba recluida, en 1948), y ambos debieron afrontar las consecuencias del fracaso y la miseria.

En Francia acabó de escribir la que se considera su obra maestra, El gran Gastby (1925), la historia del éxito y posterior decadencia de un traficante de alcohol durante la ley seca, que se fabrica una identidad aristocrática y a partir de allí vive como un fantasma en una mansión, consagrando todas sus fuerzas y dinero a conseguir a la mujer que ama. Fitzgerald describió en sus páginas un arquetipo que estaba surgiendo por entonces en Estados Unidos: el individuo de clase baja y de escasa moral que utiliza cualquier medio a su alcance para triunfar.

No obstante, y pese a su catadura, el personaje está impregnado por una aureola romántica, como sucede a menudo con los protagonistas del autor e incluso con su estilo literario, pues su prosa es a la vez realista y directa pero no renuncia a las sutilezas de una construcción elegante. Cultivó también la narración breve, y algunos de sus cuentos están considerados antológicos dentro de la literatura en lengua inglesa: ciertos relatos pueden ser clasificados en el género del horror, a lo Edgar Allan Poe, y en otros descarga su sarcástica eficacia contra la clase de los poderosos.

F. Scott Fitzgerald escribió aún otras dos grandes novelas, Suave es la noche (1934), que él consideraba la culminación de su obra, y la póstuma e inconclusa El último magnate (1941), donde cuenta los aspectos más miserables del mundillo de Hollywood, que tan bien conocía, ya que en los años de ruina que precedieron a su muerte trabajó como guionista anónimo para la industria del cine.

Su libro igualmente póstumo y testimonial El jactancioso (publicado en 1945 por Edmund Wilson) es la crónica escalofriante y hermosamente desdichada de su desintegración como hombre y escritor, donde hace una revisión de sí mismo y de las causas abismales que provocaron su caída. La primera frase de este relato-ensayo es tan clara que vale por un manifiesto: «Toda vida es un proceso de demolición».

Las obras de Fitzgerald se han adaptado para cine muchas veces. Su historia corta El curioso caso de Banjamin Button fue la base para una película de 2008. Suave es la noche fue el tema para la película de 1962 de igual nombre, de la cual se hizo una miniserie de televisión en 1985. Hermosos y malditos fue llevada al cine en 1922 y 2010. El gran Gatsby ha sido la base para numerosas películas del mismo nombre a lo largo de casi 90 años: 1926, 1949, 1974, 2000 y 2013. Asimismo, en Beloved infidel (1958) se dramatizó la vida de Fitzgerald entre 1937 y 1940.

Aquí os dejamos la entrevista que concedió a Michel Mok  en 1936.

Este es un interentasimo documental acerca de su vida publicado en el canal Biografías por Jack Perkins.

Si queréis leer obras de este autor consultad el Catalogo de la Red de Bibliotecas Municipales de Getafe.

 

Fuentes: Wikipedia, Biografias y Vidas.

¿Quién es Ray Bradbury?

 

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Foto: Biografías y Vidas.

Tenía nueve años cuando me enteré de los tres incendios de la biblioteca de Alejandría y me eché a llorar. (Fahrenheit 451)

Ray Douglas Bradbury (1920-2012). Novelista y cuentista estadounidense conocido principalmente por sus libros de ciencia ficción.

Bradbury fue un ávido lector durante toda su juventud y un escritor aficionado. Se graduó de Los Angeles High School en 1938, pero no pudo asistir a la universidad por razones económicas. Para ganarse la vida, comenzó a vender periódicos de 1938 a 1942. Además, se propuso formarse de manera autodidacta pasando la mayor parte de su tiempo en la biblioteca pública leyendo libros y, en ese periodo, comenzó a escribir sus primeros cuentos.

En esta entrevista- subtitulada en castellano- nos habla de su pasión por la lectura y de cómo las bibliotecas fueron el lugar donde encontrarse con todo ese mundo que él intuía en los libros.

Alcanzó la fama con la recopilación de sus mejores relatos en el volumen Crónicas marcianas (1950), que obtuvieron un gran éxito y le abrieron las puertas de prestigiosas revistas. Se trata de narraciones que podrían calificarse de poéticas más que de científicas, en las que lleva a cabo una crítica de la sociedad y la cultura actual, amenazadas por un futuro tecnocratizado. En 1953 publicó su primera novela, Fahrenheit 451, que obtuvo también un éxito importante y fue llevada al cine por François Truffaut. En ella puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación y el excesivo conformismo que domina la sociedad.

Bradbury no sólo cultivó la ciencia ficción y la literatura de corte fantástico, sino que escribió también libros realistas y relatos policiales. Su prosa se caracteriza por la universalidad, como si no le importara tanto perfeccionar un género como escribir acerca de la condición humana y su temática, a través de un estilo poético.

Precisamente por este rasgo algunos críticos no lo consideran un escritor de ciencia ficción (al modo del fundador del género, Julio Verne, ni tampoco al de contemporáneos como Isaac Asimov) y les resulta difícil catalogarlo en uno u otro campo de la literatura. Como ejemplo de ello suelen citarse relatos breves, muy sutiles y tiernos, como Casa dividida y El robo del siglo, o la poética novela El vino del estío. El mismo autor declaró que no era escritor de ciencia ficción, sino de fantasía y que su única novela de ciencia ficción es Fahrenheit 451.

Se consideraba a sí mismo «un narrador de cuentos con propósitos morales». Sus obras a menudo producen en el lector una angustia metafísica y, por lo tanto, desconcertante, ya que reflejan la convicción de Bradbury de que el destino de la humanidad es «recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiantes para concluir vencido, contemplando el fin de la eternidad».

Un halo poético y un cierto romanticismo son otros rasgos persistentes en la obra de Bradbury, si bien sus temas están inspirados en la vida diaria de las personas. Por sus peculiares características y temáticas, su obra puede considerarse como exponente del realismo épico, aunque nunca la haya definido de este modo.

Además del problema de una guerra atómica, de la censura en un mundo por venir y del peligro implícito en las técnicas y la ciencia, trató temas más cotidianos como el racismo, el miedo a la muerte, el amor y la infancia. 

Escribió también guiones de cine, como el de la película Moby Dick, de John Huston, así como guiones para series televisivas como Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. En 1963 se publicaron sus obras teatrales, reunidas bajo el título The Anthem Sprinters. Sus relatos cortos han sido incluidos en más de 700 antologías. Aparte de los mencionados, son también muy conocidos títulos como El árbol de las brujas o Cementerio para lunáticos.

Aquí tenéis una entrevista que en 1974 se le realizó al autor en RTVE.

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En la serie de animaciones de Blank on Blank y PBS, Entrevistas perdidas de nombres famosos, el último episodio fue dedicado a Ray Bradbury en donde explica su temor a manejar, la importancia de la amistad, su interés por Marte y la relación entre el escritor y sus historias. Dicha entrevista animada, fue grabada en 1972 por Lisa Potts y Chadd Coats mientras el autor estaba yendo a una conferencia en Chapman College.

 

En 2004 dijo a un diario chileno: cuando muera, quiero que me cremen, que pongan mis cenizas en un tarro de sopa de tomate y me entierren en Marte.

Existe un asteroide llamado (9766) Bradbury en su honor.

 

Si queréis leer obras de este autor consultad el Catalogo de la Red de Bibliotecas Municipales de Getafe.

 

Fuentes: Wikipedia, Biografias y Vidas.

¿Quién es Julio Cortázar?

 

CORTAZAR

Foto: La Tercera, 2020

“El hombre es el animal que pregunta. El día en que verdaderamente sepamos preguntar, habrá diálogo. Por ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas» (Rayuela)

(Bruselas, 1914 – París, 1984) Escritor argentino, una de la grandes figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio merecida proyección internacional a los narradores del continente.

Seguidor de Borges como brillante cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano. Su afán renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.

Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres permanecieron en Europa. En 1918 volvieron a Argentina, para radicarse en el suburbio bonaerense de Banfield.

Estudió magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa. 

En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento internacional. junto a los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti o sus compatriotas Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, entre otros. A diferencia de Borges, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.

En 1962 su viaje a la Cuba de Fidel Castro constituyó una experiencia decisiva en su vida y el detonante de su activismo político en toda Latinoamérica. Intervino con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y miembros más activos del Tribunal Russell.

Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros, entre ellos Dossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, y Nicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza, en el que incluyó el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina. Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda mujer, Carol Dunlop.

La literatura de Cortázar parte de un cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas en la medida en que busca la autenticidad, el sentido profundo de la vida y del mundo. Sus obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana.

Como en Jorge Luis Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar la realidad cotidiana. Su narrativa constituye un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.

En la obra de Cortázar la ruptura del orden espacio temporal propone al lector diferentes posibilidades de participación que completan el universo narrativo. Expresión de tales propuestas es Rayuela, considerada una de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus relatos breves, donde, pese a su originalísimo estilo y su dominio inigualable del ritmo narrativo, se mantuvo más cercano a la convenciones del género. Cabe destacar, entre otros muchos cuentos, Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al cine, y El perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro Charlie Parker.

Se consideran inicio de su bibliografía los relatos que integraron Bestiario (1951), publicado en la misma fecha en la que inició su exilio. A esta tardía iniciación, tenía casi 40 años, suele atribuirse la perfección de su obra, que desde esa entrega no contendrá un solo texto que pueda considerarse menor.

En sus cuentos y como cultivador del género fantástico, Julio Cortázar fusiona en sus los mundos de la imaginación y de lo cotidiano, obteniendo como un resultado altamente inquietante.  Como en  Las armas secretas (1959), entre cuyos cuentos destaca «El perseguidor», que tiene por protagonista a un crítico de jazz que ha escrito un libro sobre un célebre saxofonista borracho y drogadicto. Cuando se dispone a preparar la segunda edición del mismo, Jonnhy, el saxofonista, quiere exponerle sus opiniones acerca de su propia música y el libro, pero, en realidad, no le cuenta nada; no parece que tenga nada profundo que decir, como tampoco lo tiene el autor del libro, por lo que, muerto Jonnhy, la segunda edición únicamente se diferencia de la primera por el añadido de una necrológica.

En Final del juego (1964), encontramos algunas de las descripciones más crueles de Cortázar, como por ejemplo Las ménades, una auténtica pesadilla; pero también hay sátiras, como ocurre en La banda, en el que su protagonista, cansado del sistema imperante en su país (clara alusión al peronismo), se destierra voluntariamente, como Cortázar hizo a París en 1951. En Axolotl, tras contemplar diaria y obsesivamente anfibios en un acuario, el narrador del cuento se ve convertido en uno más de ellos, recuperando de tal manera el tema del viejo mito azteca.

De Todos los fuegos el fuego (1966), destaca La autopista del Sur, historia de un amor nacido durante un embotellamiento, cuyos protagonistas, que no se han dicho sus nombres, son arrastrados por la riada de vehículos cuando el atasco se deshace y no vuelven ya nunca a encontrarse. 

En  Octaedro (1974), lo fantástico vuelve a mezclarse con la vida de los hombres, casi siempre en el momento más inesperado de su existencia. Más cercanas a lo cotidiano y abiertas a la normalidad son sus tres últimas colecciones de relatos, Alguien que anda por ahí (1977), Queremos tanto a Glenda y otros relatos (1980) y Deshoras (1982), sin que por ello dejen de estar presentes los temas y motivos que caracterizan su producción.

Pero es en la novela donde Julio Cortázar dejó su irrepetible huella literatura en lengua española, desde Los premios (1960), su novela inicial, hasta la amorosa despedida textual de Nicaragua, tan violentamente dulce (1984). El momento álgido de su propuesta innovadora fue la escritura de Rayuela (1963).

Protagonizada por un álter ego de Cortázar, Horacio Oliveira, Rayuela narra el itinerario de un intelectual argentino en París (primera parte) y luego en Argentina (segunda parte), para agregar, en la tercera parte y al modo de misceláneas, una serie de anotaciones, recortes periodísticos, poemas y citas que pueden intercalarse en la lectura de las dos primeras, según el recorrido que decida el lector, a partir de los dos que propone el autor.

Las desavenencias amorosas entre La Maga y Horacio Oliveira, los conflictos intelectuales de Horacio, una amplia red de referencias culturales, con el jazz en posición preferente, y la invitación a la participación del lector como coautor de esa obra abierta, encontraron en el clima de efervescencia cultural de la década de 1960 su perfecto campo de desarrollo. Rayuela ha quedado así como uno de los emblemas imprescindibles de la cultura argentina de ese momento, en el que la novela de Julio Cortázar ocupó un lugar central y fue objeto de toda clase de asedios y comentarios críticos.

Algunas de las sucesivas novelas de Cortázar fueron un intento de avanzar en la dirección de Rayuela: así, la titulada 62. Modelo para armar (1968) es un excelente comentario en paralelo, extraído de una propuesta sugerida en el capítulo 62 de su obra maestra. En el Libro de Manuel (1973), el experimentalismo deja paso a un intento de explicar la difícil convivencia entre el compromiso político y la libertad individual.

Por lo que respecta al género de los «almanaques», esa combinación específicamente cortazariana de todos los géneros en ninguno, es imprescindible referirse a títulos como La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round (1969). Tales volúmenes, de difícil clasificación, alternan el cuento con el ensayo, el poema y el fragmento narrativo o crítico. En este apartado merecen mención aparte las inefables Historias de cronopios y de famas (1962), graciosos y complejos personajes simbólicos con singulares actitudes frente a la vida, Un tal Lucas (1979), irónico retrato de un personaje de extraña coherencia, y el casi póstumo Los autonautas de la cosmopista (1983), irrepetible mezcla de diario de viaje y testamento de amor. 

Aquí tenéis un fragmento del documental que en 1994 estrenó Tristán Bauer sobre la vida de Julio Cortázar.

 

Podéis disfrutar de la entrevista que concedió al programa de RTVE A fondo (1977) y en la que habla de su oficio de maestro, del inicio de su vocación literaria y hace un repaso cronológico de su obra.

Fuentes: Biografías y Vidas, Wikipedia, Instituto Cervantes.